La hermana África comparte con nosotros este antiguo artículo escrito por el psicólogo y psicopedagogo Bernabé Tierno:
«Hemos
aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos
aprendido el arte de vivir juntos como hermanos» (Martin Luther King)
Tuvimos
la semana pasada, en quince puntos, una síntesis de formas básicas de buena
educación, que me ayudaron a confeccionar alumnos (as) del-ciclo
superior de EGB. Hoy, para completar ese ramillete de
buenas maneras, deseo ofrecer a los amables lectores de esta página algunos
puntos más sobre buena educación que han querido
añadir otro centenar de alumnos de
BUP y COU, a quienes acabo de explicar que no estamos hechos para
vivir solos, que todos nos necesitamos y hemos nacido para vivir en grupo y así seremos felices.
En el grupo todos
somos importantes, con derechos
y deberes. La vida en grupo, en comunidad, nos
exige la colaboración, para sentirnos solidarios y llegar plenamente a ser nosotros desde
actitudes de respeto a nosotros mismos y a los demás.
No somos una
isla, nadie se basta a sí mismo y cada persona forma parte de
algún grupo humano en el que deben ser asumidas y llevadas a la práctica por todos unas normas o formas de convivencia
más afinadas, que manifiestan más a las claras la buena educación que
procede de la verdadera transformación
interna de la persona. Vayamos ya a esas formas de convivencia que completarían y perfeccionarían
esa buena educación básica
a juicio de los estudiantes de BUP y COU.
•
Jamás tratar con desprecio, burla
o mofa a nadie por más que veas que lo hacen con alguien a quien
todos toman por necio. Saber salir en su defensa y exigir a los demás un trato respetuoso hablará bien
claro de tu nobleza de corazón.
•
Alentar a los demás a que hablen de sí mismos
y a que descarguen sus problemas.
. Aprende antes que nada
a escuchar y habla de tus propios problemas sólo
si el otro te anima a hacerlo.
•
Saber perdonar y renunciar a devolver ofensa
por ofensa es señal evidente de sabiduría, equilibrio
y madurez, pero sobre todo, de bondad.
•
Siempre que nos sea posible y surja la ocasión, es
muy saludable hacer bien a los demás.
•
No sacar a relucir debilidades y defectos del prójimo ni tomar parte activa
cuando otros lo hagan.
• Ser
fiel a la palabra dada es una manera cierta de mantener e incrementar
la propia credibilidad y una señal de
nobleza y de respeto a los demás.
•
Se oponen al respeto y a la cortesía en el trato, tanto la curiosidad
desmedida como el orgullo y la altanería
o la excesiva timidez que rehúye el trato con los demás.
Ser educados consiste en saber mantenerse en un prudencial término
medio.
• Nuestro
lenguaje ha de
servirnos de puente de mano tendida
hacia los demás, no de barrera o de portazo en
las narices por falta de tacto.
. Saber escuchar, además de no interrumpir al otro,
incluye hacer preguntas sobre lo que nos dice y demostrar atención e interés.
. Buena
prueba de tacto es no decir a nadie, de entrada,
que miente o se equivoca y si debemos corregir o criticar algo es preferible
destacar primero las cualidades, éxitos y aciertos del
otro. Además de tacto, es prueba de inteligencia, pues es más fácil
escuchar algo poco agradable sobre uno mismo, si previamente hemos recibido
algunos elogios.
• Si
somos conscientes de habernos equivocado, reconozcámoslo
al instante. Nada prepara mejor a nuestro
interlocutor para admitir las críticas que
tenemos que hacerle.
•
En ningún caso se debe adoptar una actitud de superioridad. Sea
cual fuere el rango del interlocutor, lo
que nos iguala a todos es el ser
personas.
• Al hablar con los demás no es prudente empezar discutiendo aquellos puntos en que la divergencia de opiniones y criterios es total. Ayuda al buen
entendimiento el ver cuáles son los puntos en común aquellos
en
los que se está de acuerdo y pasar después
a considerar las diferencias
y discrepancias.
• Hay que permitir al otro sentirse importante y valioso
y demostrarle nuestra fuerza no con la violencia y contundencia de nuestras
palabras, sino con la naturalidad, la delicadeza y el
respeto de nuestros modos y expresiones.
•
No hay que intentar jamás ser el vencedor absoluto en una discusión. Hay que conceder algo de victoria al otro y que
sienta, al menos, que no estaba equivocado en todo.
