domingo, 10 de julio de 2011

Mensaje de las maestras visitantes julio 2011

                                                                     

Vengan al templo y reclamen sus bendiciones


Estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas a las que visite. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecerlas y para que la Sociedad de Socorro forme parte activa de la vida de usted.

Vayan al templo y reclamen sus propias bendiciones


Hermanas, somos muy bendecidas; el Salvador está a la cabeza de esta Iglesia, profetas vivientes nos dirigen, tenemos la Santas Escrituras y tenemos muchos santos templos alrededor del mundo en los que podemos recibir las ordenanzas necesarias para ayudarnos a regresar a nuestro Padre Celestial.
Primero vamos al templo por nosotras mismas. El élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “El propósito principal del templo es proporcionar las ordenanzas indispensables para nuestra exaltación en el reino celestial; esas ordenanzas nos guían hacia nuestro Salvador y nos conceden las bendiciones que nos llegan por medio de la expiación de Jesucristo. El templo es la universidad más grandiosa que conoce el hombre para aprender, y nos da conocimiento y sabiduría sobre la creación del mundo. Las enseñanzas de la investidura nos proporcionan la guía para conducir nuestra vida mientras estemos aquí, en el estado mortal… la ordenanza consiste en una serie de instrucciones sobre la forma de vivir y en convenios que hacemos de vivir con rectitud siguiendo a nuestro Salvador”1.
Pero nuestro servicio en el templo no termina allí. El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “…al obrar como representante de alguna persona que haya fallecido, tendrán la oportunidad de que se les repitan los convenios que han hecho por ustedes mismos. Se grabarán de un modo más indeleble en su mente las grandes bendiciones espirituales que son parte de la casa del Señor… En los convenios y en las ordenanzas yacen las bendiciones que podrán recibir en el santo templo”2.
Vayan al templo y luego vuelvan otra vez. El hacer y guardar los convenios del templo nos mantendrá encaminados hacia la mayor bendición de todas: la vida eterna.
Barbara Thompson, segunda consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.

De nuestra historia

El profeta José con frecuencia hablaba a las hermanas de la Sociedad de Socorro en sus reuniones. Durante la construcción del Templo de Nauvoo, el Profeta instruyó a las hermanas en cuanto a la doctrina a fin de prepararlas para recibir mayor conocimiento por medio de las ordenanzas del templo. En 1842 le dijo a Mercy Fielding Thompson que la investidura la sacaría “de las tinieblas a una luz maravillosa”3.
Aproximadamente 6.000 Santos de los Últimos Días recibieron las ordenanzas del templo antes del éxodo de Nauvoo. El presidente Brigham Young (1801–1877) dijo: “Ha sido tal el anhelo manifestado por los santos de recibir las ordenanzas [del templo] y tal nuestro deseo de administrárselas, que me he dedicado por completo a la obra del Señor, día y noche, en el Templo, tomando un promedio de no más de cuatro horas diarias para dormir y yendo a casa sólo una vez por semana”4. La fuerza y el poder de las ordenanzas del templo fortalecieron a los santos al dejar la ciudad y el templo para viajar hacia lo desconocido.
Para más información, visite www.reliefsociety.lds.org.

¿Qué puedo hacer?

  1. 1. ¿Qué experiencia compartiré para fortalecer a las hermanas que visito en su determinación de “venir al templo”?
  2. 2. ¿Cómo puedo reclamar las bendiciones del templo?

PROPÓSITO DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO


La Sociedad de Socorro fue fundada por el profeta Joseph Smith el 17 de Marzo de 1842,  en Nauvoo, Illinois. Algunas de las damas de Nauvoo fueron a hablar con el Profeta, pues deseaban buscar la forma de organizar a las hermanas de la Iglesia con el fin de practicar la caridad y ayudar a edificar el reino de Dios. Como respuesta, él organizó a las hermanas en una sociedad con el objetivo de “aliviar al pobre, al destituido, a la viuda y al huérfano, y de realizar todo acto de benevolencia”. (History of the Church, tomo 4, pág. 567) 

Los propósitos de la Sociedad de Socorro se extendieron  más allá de los límites del servicio caritativo cuando el Profeta enseñó en una de las primeras reuniones de las hermanas que la sociedad “existe no sólo para dar alivio al pobre, sino para salvar almas”. (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág 293; History of  the Church, tomo 5, pág. 25)
La Sociedad de Socorro funciona bajo la orientación del sacerdocio como la organización del Señor para las hermanas de la Iglesia. El propósito de la Sociedad de Socorro es prestar ayuda a los líderes del sacerdocio en la labor de llevar a cabo la misión de la Iglesia al ayudar a las hermanas y a las familias a venir a Cristo. O sea, a recibir todas las ordenanzas esenciales del sacerdocio, así como a guardar los convenios relacionados con dichas ordenanzas y hacerse merecedores de la exaltación y la vida eterna.

Objetivos de la Sociedad de Socorro

  1. Desarrollar la fe en el Señor Jesucristo y enseñar las doctrinas del reino de Dios.
  2. Hacer hincapié en el valor divino de cada hermana
  3. Ejercer la caridad y atender con amor a los necesitados
  4. Fortalecer y proteger a la familia.
  5. Servir y apoyar a cada hermana.
  6. Ayudar a las hermanas a llegar a ser plenas participantes en las bendiciones del sacerdocio.
   

La Sociedad de Socorro logra su propósito y sus objetivos en las siguientes 4 áreas:

  1. Maestras visitantes
  2. Bienestar y servicio caritativo
  3. Educación
  4. Reuniones adicionales de la Sociedad de Socorro.
  

Miembros de la Sociedad de Socorro

La Sociedad de Socorro es para todas las mujeres de 18 o más, así como para las mujeres menores de 18 años que sean casadas.

Lema y sello de la Sociedad de Socorro

“La caridad nunca deja de ser” (Moroni 7: 46)
En el sello de la Sociedad de Socorro figura este lema con gavillas de trigo que simbolizan el almacenamiento del grano para la época de necesidad.


Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)