Un padre de familia se encontraba arando un campo que estaba junto a un canal de riego mientras su hijo estaba jugando en la orilla de ese canal. De pronto, el niño gritó:
- ¡Papá, ayúdame! ¡Me caigo al canal!
El padre levantó la cabeza del arado y vio a su hijo aferrado a un pequeño sauce que crecía junto a la resbaladiza orilla.
- ¡Hijo, espera un poco! ¡Aguanta un poquito hasta que termine el surco que estoy arando.!
Increíble, ¿verdad? ¿Qué padre dejaría a su hijo luchando solo contra una rápida corriente de agua, solo ante el peligro?
Sin embargo, a medida que los hijos crecen, muchas veces éstos luchan contra fuertes corrientes en un mundo que amenaza su sentido de los valores y de su propia estima.
Como padres ¿cuán a menudo expresamos el mensaje de "Espera, aguanta, que enseguida estoy contigo"?
LAS NOCHES DE HOGAR celebradas en el hogar cada semana ayudan a los padres a proteger a sus hijos contra las corrientes adversas de la vida diaria.
Un día a la semana, durante la Noche de Hogar, se reúne TODA la familia (los padres, todos los hijos, y otros familiares si es que viven en la misma casa). Es el momento en que todos se reúnen para disfrutar como familia de la compañía de los demás integrantes de la misma. Es la ocasión para demostrar a los hijos cuánto se les quiere, para analizar con ellos los valores elevados del Evangelio y para escuchar sus problemas, intentando ayudarles en lo posible.
(Artículo según el folleto La Familia está Primero.)
