martes, 10 de enero de 2012

UN CUENTO DEL CORAZÓN



CORAZÓN A TROZOS
Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca.
Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños.
Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto.
Al verse admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.
De pronto un anciano se acercó y dijo:
 "Perdona mi atrevimiento, pero, ¿por qué dices eso, si tu corazón no es ni tan, aproximadamente, tan hermoso como el mío, o el de tantas otras personas?" 
Sorprendidos,  la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por cachos que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.
La mirada de la gente se sobrecogió.  ¿Cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?, pensaron...
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír.
"Debes estar bromeando, dijo. Compara tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio, el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor."
"Es cierto, dijo el anciano, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo...
Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido. Hubo a veces oportunidades en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día  -tal vez-  regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón. ¿Comprendes ahora lo que esverdaderamente   hermoso?"

El joven permaneció en silencio, las lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció.
El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho, y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.
El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.
"Sí, en verdad ahora, puedo ver lo hermoso que es tu corazón" , le dijo el joven con admiración y humildad.
(Autor anónimo)



En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De dónde el que  teme, no ha sido perfeccionado en el amor. (1 Juan 4:18 )



LAS BENDICIONES DEL PROGRAMA DE LAS MAESTRAS VISITANTES

                                             Barbara Thompson

La Hna. Barbara Thompson, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, en su discurso de la Conferencia General, Octubre 2010, Y Tened Compasión de los que dudan dijo:

La belleza del programa de maestras visitantes es ver las vidas cambiadas, las lágrimas enjugadas, los testimonios que crecen, las personas recibir amor, las familias fortalecidas.
 
Muchas mujeres han dicho que la razón por la cual regresaron a la actividad en la Iglesia fue que una fiel maestra visitante iba mes tras mes y las ministraba, rescatándolas, amándolas, bendiciéndolas...

A veces la bendición más importante de su visita será simplemente que usted escuche. El escuchar trae consuelo y comprensión, y sana. En otra ocasión quizás deba arremangarse e ir a trabajar en la casa o ayudar a calmar a un niño que llora.

....cada vez que hacía las visitas, siempre me sentía mejor; era edificada, amada y bendecida, por lo general mucho más que la hermana a la que yo visitaba. Mi amor aumentaba; mi deseo de servir era mayor; y podía ver qué método maravilloso ha establecido el Padre Celestial para que velemos y nos cuidemos mutuamente.



PROGRAMA DE MAESTRAS VISITANTES

En el Manual 2 de Instrucciones leemos en cuanto al programa de Maestras Visitantes:
El programa de Maestras Visitantes da a las mujeres la oportunidad de velar, fortalecerse e instruirse mutuamente...
Responsabilidades de las maestras visitantes:
Las maestras visitantes llegan a conocer y amar a cada hermana con sinceridad, la ayudan a fortalecer su fe y le dan servicio. Procuran inspiración personal para saber cómo responder a las necesidades espirituales y temporales de cada hermana que se les haya asignado visitar.
Teniendo en cuenta las necesidades y las circunstancias individuales de cada hermana, las maestras visitantes tienen contacto regular (una vez al mes si es posible) con aquellas a las que hayan sido asignadas. Cuando no sea posible hacer una visita en persona,  las maestras visitantes pueden realizar llamadas telefónicas, enviar cartas o mensajes de correo electrónico, u otros medios para velar por las hermanas y fortalecerlas.
Cuando sea apropiado, las maestras visitantes comparten un mensaje del Evangelio. Estos mensajes pueden proceder del mensaje mensual de las maestras visitantes impreso en las revistas Ensign o Liahona y de las Escrituras.
Las maestras visitantes dan servicio caritativo en épocas de enfermedades, fallecimiento y otras circunstancias especiales...


Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)