domingo, 5 de agosto de 2012

MENSAJE DE AGOSTO 2012 DE LAS MAESTRAS VISITANTES

Actuar en tiempo de necesidad

Uno de nuestros propósitos como maestras visitantes es ayudar a fortalecer las familias y los hogares. Las hermanas a las que visitamos deberían poder decir: “Si tengo problemas, sé que mis maestras visitantes me brindarán ayuda sin esperar a que se la pida”. A fin de servir, tenemos la responsabilidad de ser conscientes de las necesidades de las hermanas que visitamos; al procurar inspiración, sabremos cómo responder a las necesidades espirituales y temporales de cada hermana que se nos ha asignado visitar. Después, por medio de nuestro tiempo, nuestras habilidades, nuestros talentos, las oraciones de fe y el apoyo espiritual y emocional, ayudaremos a dar servicio caritativo en tiempos de enfermedades, fallecimiento y otras circunstancias especiales.
Mediante los informes de las maestras visitantes, la presidencia de la Sociedad de Socorro determina qué personas tienen necesidades especiales debido a enfermedades físicas o emocionales, emergencias, nacimientos, fallecimientos, discapacidades, soledad y otros problemas. Luego, la presidenta informa lo que averiguó al obispo y, bajo su dirección, ella coordina la ayuda.
Como maestras visitantes podemos tener “gran motivo… para regocijarnos” gracias a “la bendición que se ha conferido sobre [nosotras], que hemos sido [hechas] instrumentos en las manos de Dios para realizar esta gran obra” (Alma 26:1, 3).


Escrituras relacionadas con el tema:

Acerca de nuestra historia

En los primeros años de la Iglesia, los miembros eran pocos y estaban centralizados; podían responder rápido cuando alguien tenía una necesidad. Hoy, la cantidad de miembros supera los catorce millones y están extendidos por todo el mundo. El programa de maestras visitantes es parte del plan del Señor para proporcionar ayuda a todos Sus hijos.
“El único sistema que podría proporcionar socorro y consuelo a lo largo y ancho de una Iglesia tan grande en un mundo tan diverso, sería mediante siervas individuales que estuvieran cerca de los necesitados”, dijo el presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia.
“…Todo obispo y presidente de rama tiene una presidenta de la Sociedad de Socorro en quien puede confiar”, agregó. “Ella tiene maestras visitantes que conocen las pruebas y las necesidades de cada hermana. Por medio de ellas, la presidenta puede saber lo que está en el corazón de las personas y las familias, y puede satisfacer necesidades y ayudar al obispo en su llamamiento de velar por las personas en forma individual y por las familias”.
Si desea más información, visite www.reliefsociety.lds.org.



¿Qué puedo hacer para prepararme y ser una buena Maestra Visitante?

  1. ¿Estoy usando mis dones y talentos para bendecir a los demás?
  2. ¿Saben las hermanas que están bajo mi cuidado que estoy dispuesta a ayudarlas cuando tienen alguna necesidad?



Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)