domingo, 9 de diciembre de 2012

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES, DICIEMBRE 2012

El programa de las maestras visitantes, una obra de salvación

El programa de las maestras visitantes da a las mujeres la oportunidad de cuidarse, fortalecerse y enseñarse unas a otras; realmente es una obra de salvación. Mediante este programa, las hermanas ministran en nombre del Salvador y ayudan a preparar a las mujeres para las bendiciones de la vida eterna.
“Debemos ‘amonestar, exponer, exhortar, enseñar e invitar a [los demás] a venir a Cristo’ (D. y C. 20:59), como lo dice el Señor en Sus revelaciones”, dijo el presidente Spencer W. Kimball (1895–1985). Además dijo: “Su testimonio es un medio sumamente eficaz”.
Cuando como maestras visitantes aumentamos nuestro conocimiento de las verdades del Evangelio, nuestros testimonios fortalecen y ayudan a las hermanas que se están preparando para recibir el bautismo y la confirmación; ayudamos a los miembros nuevos a afianzarse en el Evangelio; nuestras visitas y amor “[traen] de regreso a aquellos que se han apartado [y dan calor] al corazón de los que se han enfriado para con el Evangelio”; y alentamos a las hermanas a venir a Cristo mediante la asistencia al templo.
El presidente Kimball dijo a las maestras visitantes: “Ustedes van a salvar almas y quién puede decir cuántas de las buenas personas que actualmente son activas en la Iglesia lo son a causa de que ustedes estuvieron en sus hogares y les brindaron una nueva perspectiva, una nueva comprensión; lograron que recibieran revelación y ampliaron sus horizontes…
“Como ven, no están salvando únicamente a hermanas, sino quizás también a esposos y hogares”.


Acerca de nuestra historia

Cuando el profeta José Smith organizó la Sociedad de Socorro, dijo que las mujeres no sólo debían velar por el pobre sino también por la salvación de las almas. También enseñó que las mujeres de la Iglesia tienen funciones esenciales en el plan de salvación de nuestro Padre Celestial. Guiadas por los principios que enseñó el profeta José Smith, trabajamos juntas como hermanas de la Sociedad de Socorro a fin de preparar a las mujeres y a sus familias para recibir las bendiciones más grandes de Dios.
El presidente Brigham Young dijo: “Tengamos compasión unos con otros y tratemos de que los fuertes ayuden con devoción a los débiles hasta que éstos se conviertan en fuertes, y que los que puedan ver guíen a los ciegos hasta que éstos puedan ver por sí mismos el camino”.
Si desea más información, visite www.reliefsociety.lds.org.



¿Qué puedo hacer?

  1. ¿Cómo me prepara la Sociedad de Socorro para las bendiciones de la vida eterna?
  2. ¿Qué puedo hacer para aumentar la fe de quienes están bajo mi cuidado?



Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)