domingo, 1 de enero de 2012

MENSAJE DE ENERO 2012 DE LAS MAESTRAS VISITANTES

Cuidar y ministrar por medio de las maestras visitantes


“La caridad [significa] mucho más que un sentimiento de benevolencia”, enseñó el presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia. “La caridad es fruto de la fe en el Señor Jesucristo y es una consecuencia de Su expiación”. 

Para las hermanas de la Sociedad de Socorro, el programa de las maestras visitantes es la caridad en acción, una manera importante de ejercer nuestra fe en el Salvador.
Mediante el programa de maestras visitantes cuidamos de cada una de las hermanas al ponernos en contacto con ellas, compartir un mensaje del Evangelio y procurar conocer las necesidades de ellas y de sus familias. “El programa de las maestras visitantes se convierte en la obra del Señor cuando nos concentramos en las personas en vez de en los porcentajes”, explica Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro. “En realidad, esta obra nunca se termina; es más un modo de vida que una tarea. El servir con fidelidad como maestra visitante es evidencia de nuestro discipulado”.

Al velar de manera constante y en oración, aprendemos cómo ministrar mejor a las hermanas y cómo satisfacer las necesidades de cada una de ellas y de su familia. El ministrar se puede manifestar de muchas formas —algunas grandes, otras no tanto. 
“Muchas veces todo lo que se requiere son pequeños actos de servicio para elevar y bendecir a los demás: una pregunta acerca de alguien de la familia, unas palabras de aliento, un sincero cumplido, una pequeña nota de agradecimiento o una breve llamada telefónica”, enseñó el presidente Thomas S. Monson
“Si somos observadores y nos mantenemos informados, y si actuamos de acuerdo con la inspiración que recibimos, podemos hacer mucho bien… Incontables son los actos de servicio que ha proporcionado el numeroso ejército de las maestras visitantes de la Sociedad de Socorro”.


Escrituras relacionadas con el mensaje:


Acerca de nuestra historia

En 1843, a los miembros de la Iglesia de Nauvoo, Illinois, se los dividió en cuatro barrios. En julio de ese año, las líderes de la Sociedad de Socorro nombraron un comité visitante de cuatro hermanas en cada barrio. Las responsabilidades… [del] comité visitante eran evaluar las necesidades y recolectar las donativos… La Sociedad de Socorro utilizaba esos donativos para brindar ayuda y socorro a los necesitados.

Las maestras visitantes ya no recolectan donaciones, pero conservan la responsabilidad de evaluar las necesidades —espirituales y temporales— y de trabajar para satisfacer esas necesidades. 

Eliza R. Snow (1804–1887), segunda Presidenta General de la Sociedad de Socorro, explicó: “Una maestra… ciertamente debería tener consigo el Espíritu del Señor al entrar en una casa, lo suficiente como para reconocer el espíritu con el que se encuentra allí… Supliquen ante Dios y el Espíritu Santo para recibir [el Espíritu] a fin de que puedan reconocer el sentimiento que prevalece en esa casa… y entonces quizá deseen expresar palabras de paz y consuelo; y si ustedes hallan a una hermana en frialdad (de ánimo), acérquenla a su corazón como tomarían a un niño en los brazos, y denle abrigo”.


¿Qué puedo hacer como Maestra Visitante?

  1. ¿Qué estoy haciendo para ayudar a que mis hermanas sientan que soy una amiga que las ama y que cuida de ellas?
  2. ¿Cómo puedo mejorar mi habilidad de velar por los demás y cuidar de ellos?

Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)