viernes, 2 de marzo de 2012

MENSAJE DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO DE FERROL, MARZO 2012


LA MANERA DE AFRONTAR LOS PROBLEMAS
Había una vez dos ratones que cayeron en un cubo de leche. El primer ratón, atemorizado, queriendo salir, se empezó a ahogar, terminando por morir. El segundo, sin perder el ánimo, se tomó la situación con calma y se puso a nadar. Mientras nadaba, reflexionaba. Y comprendió algo importante: que a base de agitarse, la leche se coagulaba, por lo que aceleró su nado todo lo que pudo. Al poco tiempo, la leche se convirtió en nata, y después en mantequilla.  Entonces, dando un salto, pudo salir.
Estos dos ratones ilustran dos formas diferentes de afrontar los problemas. Todas enfrentamos problemas a diario en nuestras vidas, y a todas nos gustaría salir siempre airosas de ellos. Debemos entender que todo lo que nos sucede, al final,  siempre  es para que logremos un mayor progreso espiritual. Por eso es tan importante ponernos con toda nuestra fe y confianza en las manos del Señor, luchando con ahínco con el arma de la sincera oración. Entonces, y sólo entonces, veremos que más bien temprano que tarde, nuestros problemas dejarán de ser. 
“Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos.” (Éter 12: 27)

MENSAJE DE MARZO 2012 DE LAS MAESTRAS VISITANTES

Hijas en Mi reino


Somos hijas de nuestro Padre Celestial. Él nos conoce, nos ama, y tiene un plan para nosotras. Parte de ese plan incluye venir a la tierra para aprender a elegir el bien sobre el mal. Cuando elegimos obedecer los mandamientos de Dios, lo honramos a Él y reconocemos nuestra identidad como hijas de Dios. La Sociedad de Socorro nos ayuda a recordar esa herencia divina.
La Sociedad de Socorro y su historia nos fortalecen y sirven de apoyo. Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, dijo: “Como hijas de Dios, se están preparando para nombramientos eternos, y cada una tiene identidad, naturaleza y responsabilidad femeninas. El éxito de las familias, de las comunidades, de esta Iglesia y del hermoso plan de salvación depende de la fidelidad de ustedes…
Nuestro Padre Celestial proponía que la Sociedad de Socorro ayudara a edificar a Su pueblo y prepararlo para las bendiciones del templo. Él estableció la Sociedad de Socorro para alinear a Sus hijas con Su obra y conseguir su ayuda en la edificación de Su reino y el fortalecimiento de los hogares de Sión.
Nuestro Padre Celestial nos ha confiado una obra específica para ayudar a edificar Su reino y, además, nos ha bendecido con los dones espirituales que necesitamos para cumplir esta obra específica. Por medio de la Sociedad de Socorro, tenemos oportunidades de utilizar nuestros talentos para fortalecer a las familias, ayudar a los necesitados y aprender a vivir como discípulas de Jesucristo.
El presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, dijo en cuanto al discipulado: 
“Al caminar con paciencia en el camino del discipulado, nos demostramos a nosotros mismos la fortaleza de nuestra fe y nuestra disposición de aceptar la voluntad de Dios en lugar de la nuestra”.
Recordemos que somos hijas de Dios y esforcémonos por vivir como Sus discípulas; al hacerlo, ayudaremos a edificar el reino de Dios aquí en la tierra y nos haremos dignas de regresar a Su presencia.

Escrituras

Zacarías 2:10; Doctrina y Convenios 25:1, 10, 16; 138:38–39, 56; “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, (Liahona, noviembre de 2010, pág.129).

Acerca de nuestra historia

El 28 de abril de1842, el profeta José Smith dijo a las hermanas de la Sociedad de Socorro: “Ahora se hallan en una posición de poder actuar de acuerdo con esa compasión que Dios ha puesto en el corazón de ustedes… Si viven de acuerdo con estos privilegios, no se podrá impedir que los ángeles las acompañen…”

Al reconocer el poder de la Sociedad de Socorro para servir a los demás y para ayudar a las personas a aumentar su fe, Zina D. H. Young, tercera Presidenta General de la Sociedad de Socorro, prometió a las hermanas en 1893: 
“Si buscan en lo profundo de sus corazones, encontrarán la ayuda del Espíritu del Señor, la perla de gran precio, el testimonio de esta obra.”

¿Qué puedo hacer?

  1. ¿Cómo puedo ayudar a las hermanas a alcanzar su potencial como hijas de Dios?
  2. ¿Cómo puedo aplicar en mi vida el consejo y las advertencias que se dan a las mujeres


Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)