viernes, 9 de noviembre de 2012

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES, NOVIEMBRE 2012


EL CUIDADOR
(Del discurso del Pte. Henry B. Eiring, Conferencia General, Octubre 2012, en la Reunión General de la Sociedad de Socorro)

...Las mujeres de la Iglesia de Jesucristo han avanzado para convertirse en la sociedad de hermanas que la madre del profeta José Smith, Lucy Mack Smith, describió con estas palabras: 
“Debemos atesorarnos unas a otras, velar unas por otras, consolarnos unas a otras y adquirir conocimiento a fin de que todas nos sentemos juntas en el cielo”...

...En nuestra época, muchas hermanas valientes por todo el mundo han puesto su fe en acción en cientos de lugares, y en sus corazones y oraciones hacen la misma pregunta sobre el futuro de sus vidas de servicio (¿Qué más pueden hacer ahora las manos generosas?).
Cada una de ustedes se halla en un momento particular de su trayectoria a la vida eterna. Algunas tienen años de experiencia y otras están al comienzo de su discipulado terrenal. Cada una es única en cuanto a su historia personal y sus desafíos, pero todas son hermanas e hijas amadas de nuestro Padre Celestial, quien las conoce y vela por cada una de ustedes...

...Al conservar la fe, verán que el Señor las invitará con frecuencia a servir a alguien necesitado cuando no parezca ser conveniente. Incluso podrá parecer una tarea desagradable y quizás hasta imposible. Cuando se presente la ocasión, tal vez parezca que no se las necesite o que otra persona pueda fácilmente ayudar.
Recuerden que cuando el Señor nos permite encontrar a alguien afligido, honramos al buen samaritano tanto por lo que no hizo como por lo que sí hizo. Él no pasó de largo por otro lado aun cuando el viajero golpeado en el camino era un extranjero y quizás un enemigo. Él hizo lo que pudo por el hombre maltratado y luego puso en marcha un plan específico para que otras personas hicieran más. Hizo eso porque entendía que el ayudar puede requerir más de lo que una sola persona es capaz de hacer...

...Se envía al Espíritu Santo a ustedes y a quienes ustedes cuidan. Recibirán fuerza y a la vez serán inspiradas para conocer los límites y el alcance de su capacidad para servir. El Espíritu las consolará cuando quizás se pregunten: “¿He hecho suficiente?”.
Testifico que el Señor estará con ustedes y su camino será preparado y señalado para ustedes por medio de Él, en su servicio hacia las personas a las que Él ama en sus necesidades y pruebas. En el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.



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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)