viernes, 19 de agosto de 2011

EVITEMOS LAS DEUDAS


Según un discurso del Élder Robert D. Hales, la vida providente significa no codiciar las cosas de este mundo y utilizar  lo que nuestros ingresos permitan, aún en las épocas de abundancia. Significa evitar las deudas excesivas y estar satisfechos con lo que tengamos.
Debemos evitar las deudas. Cuando nos endeudamos regalamos parte de nuestro inestimable albedrío y nos colocamos en una servidumbre voluntaria. Obligamos a nuestro tiempo, energía y medios para pagar lo que nos han prestado, recursos que podríamos haber utilizado para ayudarnos a nosotros mismos, a nuestra familia y a los demás. Conforme las deudas van minando nuestra libertad, la creciente desesperanza nos debilita físicamente, nos deprime mentalmente y nos agobia espriritualmente.
Afecta el concepto que tenemos de nosotros mismos  así como nuestra relación con el cónyuge y los hijos, y con el Señor.
Pagar nuestras deudas ahora y evitar deudas futuras requiere que ejerzamos la fe en el Señor no sólo para hacer mejor las cosas, sino para ser mejores.
 Se requiere gran fe para decir "no está a nuestro alcance", y para confiar en que la vida será mejor al sacrificar los deseos para cubrir las necesidades. Indudablemente, es más feliz el que vive de acuerdo con sus ingresos y que ahorra para el futuro,  que el que se deja vencer por sus caprichos, endeudándose sin remedio y sacrificando su tranquilidad y la de su familia.

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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)