viernes, 5 de abril de 2013

MENSAJE DE ABRIL 2013 DE LAS MAESTRAS VISITANTES

Convenios del templo

“…las ordenanzas salvadoras que se reciben en el templo y que nos permiten regresar algún día a nuestro Padre Celestial en una relación familiar eterna, y ser investidos con bendiciones y poder de lo alto, merecen todo sacrificio y todo esfuerzo”, dijo el presidente Thomas S. Monson. Si aún no han entrado al templo, pueden prepararse para recibir las ordenanzas sagradas del templo al hacer lo siguiente:
  • Creer en nuestro Padre Celestial, en Jesucristo y en el Espíritu Santo.
  • Desarrollar un testimonio de la expiación de Jesucristo y del Evangelio restaurado.
  • Ser dignas de obtener una recomendación para el templo al pagar diezmos, ser moralmente limpias, ser honradas, guardar la Palabra de Sabiduría y vivir en armonía con las enseñanzas de la Iglesia.
  • Dar tiempo, talentos y medios para ayudar a edificar el reino del Señor.
  • Participar en la obra de historia familiar.
Además, el presidente Monson enseñó: “…cuando recordemos los convenios que hemos hecho allí [en el templo], seremos más capaces de soportar toda prueba y de superar cada tentación”.

Escrituras relacionadas



Acerca de nuestra historia

“Más de 5.000 santos colmaron el Templo de Nauvoo tras su dedicación…
“La fortaleza, el poder y las bendiciones de los convenios del templo sostuvieron a los Santos de los Últimos Días durante su travesía al Oeste, cuando sufrieron frío, calor, hambre, pobreza, enfermedades, accidentes y muertes”.
Al igual que muchas hermanas de la Sociedad de Socorro, Sarah Rich prestó servicio como obrera del templo. En cuanto a esa experiencia, dijo: “…si no hubiera sido por la fe y el conocimiento que se nos concedieron en aquel templo por… el Espíritu del Señor, esa jornada hubiera sido como un salto en la oscuridad… pero tuvimos fe en nuestro Padre Celestial… sabiendo que éramos Su pueblo escogido… y en lugar de dolor, sentíamos regocijo porque había llegado el día de nuestra liberación”.
El éxodo no fue un “salto en la oscuridad” para las fieles mujeres Santo de los Últimos Días, pues a ellas las sostenían sus convenios del templo.

¿Qué puedo hacer?

  1. ¿Acudo al templo con regularidad?
  2. ¿Animo a mis hermanas para que reciban las bendiciones del templo?

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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)