La paz en el hogar
Una de
las más grandes bendiciones que podemos ofrecer al mundo es el poder de
un hogar centrado en Cristo, donde se enseña el Evangelio, se guardan
los convenios y abunda el amor.
Muchas
voces del mundo en el que vivimos nos dicen que debemos vivir en forma
apresurada. Hay siempre más para hacer y más que lograr; sin embargo,
muy dentro de nosotros necesitamos un lugar de refugio donde reine la
paz y la tranquilidad, un lugar donde podamos descansar y recobrar las
fuerzas con el fin de prepararnos para las presiones de la vida.
El
lugar ideal para tener paz es dentro de las paredes de nuestro hogar,
donde hemos hecho todo lo posible para que el Señor Jesucristo sea su
eje principal.
Algunos
hogares tienen un padre digno poseedor del sacerdocio y también una
fiel y devota madre, en el que ambos dirigen con rectitud. Muchos
hogares están constituidos en forma diferente; sin embargo, a pesar de
las circunstancias, puedes centrar tu hogar y tu vida en el Señor
Jesucristo, ya que Él es la fuente de la verdadera paz en esta vida.
Asegúrate
de que toda decisión que tomes, ya sea temporal o espiritual, esté
basada en lo que el Salvador desea que hagas. Cuando Él es el centro de
nuestro hogar, hay paz y tranquilidad; y llena la casa un espíritu de
seguridad que todos los que viven allí sienten.
Como en Mayo se recibe la Liahona de la Conferencia de Abril, se escogió este mensaje para dar durante este mes a las hermanas que se deben visitar.
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