martes, 19 de julio de 2011

Un cuento sobre el reciclaje


La patita Daisy y sus vecinos
La patita Daisy de nido se mudó, mas sólo tomó su bolso y todas sus cosas dejó.

 
Pensaba que en un nido nuevo como aquél no era agradable meter todo lo viejo en él.
Ahora, los bienes del hogar que nos son regalados,
como mercancía de alta calidad son valorados.    
Así que en cuanto sus vecinos se enteraron,
de inmediato vinieron a escoger y se alegraron.
Ganso preguntó: “¿Con tu ropa qué harás?
¿Segura estás que para ella un uso no tendrás?
“Oh, aquélla”, replicó Daisy con una sonrisa,
“pienso que si la usas, a todos les va a dar la risa”.
“¿Y qué harás con tu sofá y tu sillón? ¿No quedará tu nido un poco pelón?
“Querida gallina, ambos tienen un resorte mal acomodado.
Puedes quedarte con esos desechos si te han gustado".
¿Y la alfombra sobre el suelo? Inquirió el ratón cuando Daisy la puerta cerró.
“Oh, creo que está muy agujereada, francamente, se ve muy gastada.”
Con la lámpara y el sombrero lo mismo sucedió,
ella se deshizo de todo lo que encontró, hasta que limpio y vacío el nido dejó.
Luego Daisy abandonó la vecindad pensando en lo bien que actuó
al deshacerse de todos los trebejos que sirvieron hasta a los conejos.
Tiempo después ella regresó, y ¡qué sorpresa recibió!
El ganso las mejores prendas en el pueblo lució,
confeccionadas con lo que ella desechó.
El viejo sofá, ahora retapizado y reparado,
Embellecía el hogar de la gallina que lo había usado.
La vieja alfombra como nueva lucía, pues el ratón le había dado el lugar que merecía.
Su viejo sombrero ahora de pantalla servía
para la lámpara que el conejo en su casa tenía.
Y con todo lo demás lo mismo sucedió:
desde el roto reloj hasta los anillos de las cortinas
que Daisy creía que ya no servían, y que sin pensar, los desechó.
La moraleja es, sin duda aquí,
Usa lo que tienes o sufre las consecuencias así.
Porque aun cuando la casa de Daisy es nueva,¡ está vacía!
¡Porque la vida está muy cara, y ella se deshizo de todas las cosas que tenía!
                                          

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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)