miércoles, 1 de febrero de 2012

MENSAJE DE FEBRERO 2012 DE LAS MAESTRAS VISITANTES



Guardianas del hogar


“Ustedes son las guardianas del hogar”, dijo el presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) cuando presentó “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” en la reunión general de la Sociedad de Socorro en 1995. “Ustedes son las que dan a luz a los hijos; son las que cuidan de ellos y les ayudan a establecer buenos hábitos. No hay otra obra que se acerque tanto a la divinidad como la obra de cuidar de los hijos de Dios”.

Durante casi 17 años, esta proclamación ha reafirmado que nuestras responsabilidades más importantes se centran en el fortalecimiento de las familias y los hogares, sin importar cuáles sean nuestras circunstancias actuales. Barbara Thompson, que actualmente es la Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, estaba en el Tabernáculo de Salt Lake cuando el presidente Hinckley leyó por primera vez la proclamación: 
“Fue una ocasión formidable”, recordó. “Sentí la importancia del mensaje, y me puse a pensar: ‘Es una gran guía para los padres, así como también una gran responsabilidad’. Por un momento pensé que en realidad no me concernía mucho a mí, ya que no estaba casada y no tenía hijos, pero casi al mismo tiempo pensé: ‘Pero sí me concierne a mí; soy parte de una familia; soy hija, hermana, tía, prima, sobrina y nieta. Tengo responsabilidades —y bendiciones— porque pertenezco a una familia. Incluso si fuese la única persona de mi familia con vida, aún soy miembro de la familia de Dios y tengo la responsabilidad de fortalecer a otras familias’”.
Por suerte, no se nos ha dejado solas en nuestros esfuerzos. “La ayuda más grande”, dice la hermana Thompson, “que tendremos para fortalecer a las familias, es conocer y seguir las doctrinas de Cristo y confiar en que Él nos ayudará”.

 

De nuestra historia

“Cuando la hermana Bathsheba W. Smith prestó servicio como la cuarta Presidenta General de la Sociedad de Socorro [de 1901 a 1910], vio la necesidad de fortalecer a las familias, por lo que estableció clases de educación materna para las hermanas de la Sociedad de Socorro. En las clases se daban consejos en cuanto al matrimonio, al cuidado prenatal y a la crianza de los hijos. Dichas clases apoyaban las enseñanzas del presidente Joseph F. Smith de que la Sociedad de Socorro ayudaría a las mujeres en el desempeño de sus funciones en el hogar:
“‘Esta organización existe o está al alcance de la mano, según los atributos e inspiración naturales que le corresponden, con objeto de que dondequiera que haya ignorancia, o por lo menos falta de comprensión con respecto a la familia y a los deberes de la familia, con respecto a las obligaciones que debe haber y que legítimamente deben existir entre marido y mujer, y entre padres e hijos, las hermanas estén preparadas y listas para impartir instrucción con referencia a esos importantes deberes’”.

¿Qué puedo hacer?

  1. ¿En qué forma puedo ayudar a las hermanas que están bajo mi cuidado a fortalecer a las familias?
  2. ¿De qué manera puedo ser una influencia de rectitud en mi familia?



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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)