martes, 10 de enero de 2012

PROGRAMA DE MAESTRAS VISITANTES

En el Manual 2 de Instrucciones leemos en cuanto al programa de Maestras Visitantes:
El programa de Maestras Visitantes da a las mujeres la oportunidad de velar, fortalecerse e instruirse mutuamente...
Responsabilidades de las maestras visitantes:
Las maestras visitantes llegan a conocer y amar a cada hermana con sinceridad, la ayudan a fortalecer su fe y le dan servicio. Procuran inspiración personal para saber cómo responder a las necesidades espirituales y temporales de cada hermana que se les haya asignado visitar.
Teniendo en cuenta las necesidades y las circunstancias individuales de cada hermana, las maestras visitantes tienen contacto regular (una vez al mes si es posible) con aquellas a las que hayan sido asignadas. Cuando no sea posible hacer una visita en persona,  las maestras visitantes pueden realizar llamadas telefónicas, enviar cartas o mensajes de correo electrónico, u otros medios para velar por las hermanas y fortalecerlas.
Cuando sea apropiado, las maestras visitantes comparten un mensaje del Evangelio. Estos mensajes pueden proceder del mensaje mensual de las maestras visitantes impreso en las revistas Ensign o Liahona y de las Escrituras.
Las maestras visitantes dan servicio caritativo en épocas de enfermedades, fallecimiento y otras circunstancias especiales...


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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)