Si no dudamos
(Estudie este material y, si es pertinente, analícelo con las
hermanas a las que visite. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecerlas
y para que la Sociedad de Socorro forme parte activa su propia vida.)
En el Libro de Mormón leemos acerca de jóvenes
ejemplares que fueron sumamente valientes, firmes y fuertes. “Sí, eran hombres
verídicos y serios, pues se les había enseñado a guardar los mandamientos de
Dios y a andar rectamente ante él” (Alma 53:21). Esos fieles jóvenes rindieron tributo a sus madres, quienes fueron sus
ejemplos y maestras.
Las madres de los guerreros de Helamán vivieron
en tiempos semejantes a los nuestros; sus circunstancias eran difíciles y
peligrosas, y a los jóvenes se les pedía que defendieran la libertad física y
espiritual. Hoy día vivimos en un mundo donde “…no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad en las
regiones celestes” (Efesios 6:12).
Los tiempos difíciles piden a gritos padres
fuertes y ejemplos que enseñen la verdad que conocían los guerreros de Helamán:
“…que si no dudaban, Dios los libraría” (Alma 56:47). El enseñar esta verdad y
el ser ejemplos de ella hoy día requiere que estemos alertas. No obstante, no
tenemos que temer. Si sabemos quiénes somos y quién es Dios, y si hemos hecho
convenios con Él, nosotras, al igual que las madres de esos guerreros, seremos
una gran influencia para bien.
Es muy probable que cada uno de los 2.060
guerreros de Helamán haya tenido la influencia de una madre; pero esas madres
no actuaron solas. Juntamente con otros hombres y mujeres rectos, esas madres
han de haber unido su fe y ejemplo para enseñar el poder de los convenios. Los
jóvenes de esos días entendieron el convenio que sus padres habían hecho de no
tomar armas de guerra; y aun cuando parecía imposible, un amoroso Padre
Celestial abrió el camino para que esos padres cumplieran su convenio y
preservaran su libertad (véase Alma 56:5–9). De igual modo, nosotras debemos
honrar nuestros convenios a fin de que los niños y los jóvenes —nuestros
propios hijos y aquellos que hay en nuestros barrios, ramas, vecindarios y
comunidades— comprendan lo que significa guardar los convenios y apoyen el
hacerlo.
Cuando
honramos nuestros convenios, nuestro
Padre Celestial nos puede preparar el camino. Debemos vivir nuestros convenios
con precisión. Por ejemplo, podemos ser precisos en orar, en estudiar las
Escrituras, en tener una recomendación vigente para el templo, en vestir
modestamente, en honrar el día de reposo. Si lo hacemos, nuestros hijos sabrán
y podrán decir: “…No dudamos que nuestras madres lo sabían” (Alma 56:48).
Las
mujeres Santo de los Últimos Días que reconocen que su fortaleza proviene de la
expiación del Señor no se dan por vencidas durante tiempos difíciles y
desalentadores. Como personas que guardamos convenios, sobresalimos en
defender, cuidar y proteger a los niños y a los jóvenes para que un día podamos
decir de esta nueva generación: “…jamás había visto yo tan grande valor, no, ni
aun entre todos” (Alma 56:45). ◼
Julie B. Beck, Presidenta General
de la Sociedad de Socorro.
Preguntas para pensar antes de hacer las visitas: ¿Qué puedo hacer?
1. ¿Cómo puedo ayudar a las hermanas que visito a reconocer el poder que tienen para influir en la nueva generación, y a actuar de acuerdo con ese conocimiento?
2. ¿Qué inspiración encontraré en el Libro de Mormón para dar respuesta a los desafíos a los que me enfrento hoy día?
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