sábado, 3 de septiembre de 2011

TRAVIS HANSEN, JUGADOR DE BALONCESTO SUD


                                                                      Según un artículo sacado de REALMADRID.COM
                                                                                          (con fecha 29 Julio 2009)
                                                                                         Autor: Adaro Omar Daniel
 El nuevo jugador madridista es un hombre
comprometido y practicante de la religión mormona.
Travis Hansen es la nueva incorporación del equipo de baloncesto del Real Madrid
en España, es SUD (Santo de los Últimos Días) y ex misionero.

El nuevo fichaje del Real Madrid de baloncesto destaca, además de por ser un alero muy completo y con un aceptable tiro de tres, por ser una persona muy solidaria y humana.
Tras el fallecimiento de su madre, Travis Hansen se marchó como misionero a Santiago de Chile cuando tenía 19 años a predicar la religión mormona, una promesa que le hizo antes del fatal desenlace.
Allí permaneció dos años, siguiendo las reglas que marcaban sus creencias, y dejando a un lado el mundo del baloncesto para ayudar a los demás.   
Al volver se dedicó plenamente a su deporte preferido, pero sin dejar a un lado su faceta más solidaria.
En 2007 creó con su mujer una fundación para ayudar a los niños más desfavorecidos de todo el mundo.
Travis Hansen siempre ha sido una persona muy familiar.
Es hijo de Scout y Laurie Hansen y tiene cuatro hermanos, siendo dos chicas y dos chicos.
Sus hermanas también jugaron al baloncesto, llegando a ser McDonald’s All American y Campeonas Nacionales en su año senior.
Todos ellos practican la religión mormona, siendo miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Antes de comenzar su etapa universitaria, su vida dio un giro por una fatal noticia.
A su madre Laurie le diagnosticaron un cáncer de páncreas por lo que Travis decidió quedarse cerca de casa, uniéndose al equipo universitario Utah Valley State College de baloncesto.
Ella murió a finales de aquel año, pero antes del trágico desenlace, él le prometió a su madre que se iría de misionero.
En 1997, cuando tenía 19 años, cumplió su promesa y se marchó a Santiago de Chile para predicar la iglesia mormona, apartándose durante dos años del mundo del deporte que más le gustaba. 
Allí siguió las tradiciones de su religión, no pudiendo ligar ni jugar al baloncesto, y con unas pocas horas libres a la semana que dedicaba a lavar la ropa y a comprar. 
Se levantaba muy temprano, alrededor de las 6:30, y tenía una hora de estudio personal, que lo dedicaba a leer la Biblia, el Libro del Mormón y a estudiar español.
Siempre iba con la indumentaria típica y con su Libro bajo el brazo, paseando por las calles y llamando a las puertas de las casas intentando convencer a los jóvenes sobre la realidad mormona y  sobre Jesucristo. Su grupo también realizaba servicios a la comunidad, como construir casas para familias desfavorecidas.

En 2007 creó una Fundación con su mujer
Dos años después de su misión regresó a Estados Unidos y prosiguió su carrera como alero en el equipo de baloncesto de la Universidad de Brigham Young (BYU), y posteriormente jugó en la NBA.
Eso sí, siempre se ha sentido orgulloso de su etapa en Chile y no se cansa de decir que volvería a repetir la experiencia sin pensárselo dos veces.
Su espíritu solidario sigue creciendo. En 2007 creó junto a su mujer LaRee la Fundación Little Heroes Fundation, que tiene como objetivo ayudar a los niños de todo el mundo.
Entre otras tareas, diseñan proyectos que mejoran la educación, los cuidados médicos y las condiciones de vida de los niños, además de enseñar a la gente cómo ayudar a otras personas.
“Nuestra misión y visión es que cada persona nacida en la tierra tiene capacidad de hacer algo positivo en el mundo”, asegura Hansen.

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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)