miércoles, 21 de diciembre de 2011

PROPUESTA CENTRADA EN LA NAVIDAD

 
Por estas fechas, la gran mayoría de nuestras casas están decoradas con motivos navideños: 
 
 
 
 
 
Junto con el árbol de Navidad se suele poner el Belén, se añaden guirnaldas por doquier, también campanitas de Navidad, se cuelgan bolas brillantes y de todos los colores, y figuras de Santa Klaus  (Papá Noël).
Una vez que termina la época navideña, solemos recogerlo todo hasta la Navidad siguiente, y así, año tras año.








Sin embargo, desde aquí os vamos a lanzar la siguiente propuesta:
Puesto que el motivo de la Navidad no debería ser otro que el de recordar la Natividad del Señor, y que Él nació para cumplir con la misión de ser nuestro Salvador y Redentor, NUNCA deberíamos olvidarnos de ese mensaje principal: que Jesús nació para brindarnos la oportunidad de ofrecernos el mayor regalo que podamos tener.  Gracias a su regalo de la Expiación, todos los que luchemos por ello, podremos obtener un día la Vida Eterna, pese a nuestras humanas imperfecciones.
¿No deberíamos pues, celebrar a diario el Espíritu de la Navidad?  Jesucristo fue siempre nuestro mayor maestro. Nos enseñó cómo debemos amarnos los unos a los otros SIEMPRE, y no sólo en una determinada época del año. Por lo tanto, deberíamos recordar CADA DÍA de nuestras vidas su gran sacrificio expiatorio, su tremendo amor por cada uno de nosotros. 

La propuesta es sencilla: este año, a la hora de recoger todos los objetos de Navidad, quedémonos con  sólo uno de ellos, y tengámoslo a la vista en nuestro hogar durante todo el año. 
Cada vez que lo miremos, recordemos cuánto nos ama el Señor, que dio su vida por nosotros. Y recordemos también que debemos amar y servir a nuestros semejantes, cumpliendo con la doctrina del Salvador de ayudar a los que nos rodean, empezando por los de nuestra propia familia, y siguiendo por todos los demás, cumpliendo así el Evangelio en acción.
Nosotros hemos bajado a la tierra para seguirle a Él, para emularle en todo lo que podamos, para que al hacerlo según Su voluntad, podamos regresar de nuevo a la presencia de nuestro Padre Celestial. Él nos muestra el camino: Él mismo. Él es el único que nos conduce a la salvación. Sólo la podremos lograr si somos  bondadosos con los demás, dando siempre lo mejor de nosotros mismos en todo momento, en todo lugar, tal como lo hizo Él.


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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)