viernes, 1 de febrero de 2013

MENSAJE DE FEBRERO 2013 DE LAS MAESTRAS VISITANTES


Fe, Familia, Socorro
Las hermanas nuevas en la Iglesia —entre ellas las mujeres jóvenes que ingresan a la Sociedad de Socorro, las hermanas que vuelven a la actividad y las conversas nuevas— necesitan el apoyo y la amistad de las maestras visitantes. “Podrán ver cuán vital es la participación de los miembros en la retención de los conversos y en el hacer volver a los menos activos a la actividad total”, dijo el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Comprendan… que la Sociedad de Socorro… [puede ser uno de los recursos más poderosos] para demostrar amistad que tengamos en la Iglesia… extiendan temprano una mano de amistad a los que se les esté enseñando y reactivando, y amen a los que lleguen a la Iglesia [mediante su organización]”.
Como integrantes de la Sociedad de Socorro, podemos ayudar a los miembros nuevos a aprender prácticas básicas de la Iglesia, tales como:
  • Dar un discurso.
  • Expresar su testimonio.
  • Obedecer la ley del ayuno.
  • Pagar el diezmo y otras ofrendas.
  • Participar en la obra de historia familiar.
  • Efectuar bautismos y confirmaciones por sus antepasados fallecidos.
“Se requieren amigos atentos que… hagan sentir [a los miembros nuevos] cómodos y bienvenidos en la Iglesia”, dijo el élder Ballard. Todos nosotros, pero especialmente las maestras visitantes, tenemos la responsabilidad importante de establecer amistad con los miembros nuevos como una manera de ayudarlos a estar firmemente “convertidos al Señor” (Alma 23:6).


Acerca de nuestra historia

El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008), dijo: “Con un número de conversos cada vez mayor debemos incrementar de manera substancial nuestros esfuerzos para ayudarlos a integrarse. Cada uno de ellos necesita tres cosas: un amigo, una responsabilidad y ser nutrido ‘por la buena palabra de Dios’ (Moroni 6:4)”.
Las maestras visitantes están en la posición de ayudar a quienes están bajo su cuidado. A menudo la amistad viene primero, como lo fue para una joven hermana de la Sociedad de Socorro que era la maestra visitante de una hermana mayor. Les había costado forjar una amistad hasta que trabajaron juntas en un proyecto de limpieza; se hicieron amigas y, mientras hablaban acerca del mensaje de las maestras visitantes, las dos fueron nutridas por “la buena palabra de Dios”.
El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) dijo que la Sociedad de Socorro “es parte vital del reino de Dios sobre la tierra y… ayuda a sus miembros fieles a obtener la vida eterna en el reino de nuestro Padre”.

¿Qué puedo hacer?

  1. ¿Oro por mi compañera y pido que el Espíritu nos guíe cuando ministramos a nuestras hermanas?
  2. ¿De qué maneras servimos a cada hermana que está bajo nuestro cuidado para que sepa que realmente nos preocupamos por ella?





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HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)