• Objetivo:
Conseguir un huerto urbano barato y fácil de cuidar, obteniendo una producción
meramente satisfactoria (sin pretender la optimización comercial).
• Profundidad
y Recipientes: Un huerto urbano no requiere mucha profundidad. Se demostrado que en 7-15 centímetros de
profundidad se puede plantar casi de todo (zanahorias, tomates, judías, maíz,
guisantes, calabazas, rábanos, berenjenas, pepinos, albahaca, menta...). Las
raíces no requieren mucho volumen si tienen suficiente agua, aire y nutrientes.
Respecto a los recipientes, no hace falta ninguno. Se puede hacer un montón con
forma de meseta sobre el suelo de cemento o sobre una tabla y plantar ahí. Por
supuesto, se puede hacer un recipiente con paredes. Se puede hasta plantar plantas pequeñas (lechugas,
cebollas...) en un canalón de los que recogen el agua de lluvia de los tejados.
• Nutrientes
y Aire: Lo mejor es plantar en compost (no usar tierra), aunque también
sirven otras mezclas (hierba cortada, hojas de árboles, malas hierbas,
serrín...) que se convertirán en compost con el tiempo. También se aconseja
usar un fondo con materiales difíciles de corromper y que creen huecos (latas
de bebida cortadas, cáscaras de coco, grava, esquirlas de madera...). Al meter
esos materiales en la tierra, se les permite a las raíces encontrar el aire que también
necesitan. Estos huertos tienen la ventaja añadida de que su poco peso permite
que se instalen en cualquier lugar (tejados, terrazas...).
Ejemplo de
esquema propuesto
• Agua:
La principal diferencia de estos cultivos con respecto a los tradicionales es
que hay que regarlos muy a menudo (incluso diariamente o más aún). Si el agua
es muy abundante y se tira, se pierden nutrientes (lixiviación). Para no tener
que regar mucho, se propone usar un fondo estanco, donde se acumule el agua
asegurando un nivel de agua más o menos constante y con al menos 4-6 cm. de
suelo por encima de ese nivel. Conseguir un nivel fijo es simple con un bidón
de agua con un agujero en su tapadera, colocado invertido sobre el fondo de la
balsa, que debe estar delimitada. Esta construcción es muy simple: Se colocan
unos palos en forma de cuadrado, se pone un plástico encima que formará la
balsa, se pone el montón donde se plantará en un lado y el bidón invertido en
otro. Con una cuña levantando el bidón puede controlarse el nivel del agua.
Nuestra
terraza, ventana o balcón puede convertirse en un "lugar ideal" para
poder cultivar algunas plantas
Los libros
aconsejan escoger una ubicación que reciba, al menos, 8-10 horas de luz solar
directa Lo ideal es una terraza sin
edificios que bloqueen el sol como por ejemplo en lo alto de un edificio,
aunque no todo el mundo puede tener esta ventaja.
Por
simplicidad y para no tener que regar muy a menudo se usan maceteros de
plástico más profundos de lo estrictamente necesario.
Escoger lo
que plantar no debe ser complicado y depende de los gustos personales, del
clima local... Y en cualquier libro es fácil encontrar la época de siembra para
cada especie.
Ejemplo de tomateras
• Se
pueden plantar tomates incluso en maceteros pequeños. El resultado son
unos tomates maravillosos de tamaño
pequeño-medio, muy sabrosos y abundantes.
• En un
macetero grande se puede trasplantar una higuera (Ficus carica)
comprada en un vivero, pues se dice que las higueras se adaptan muy bien al
cultivo en macetas y con el tiempo, dan frutos.
• En otro macetero se puede trasplantar un melocotonero enano (Prunus
persica). En la primavera, sus
flores rosas alegrarán el paisaje. Sus frutos no serán muy grandes ya que se
trata de un melocotonero enano. No
obstante, merece la pena verlos crecer.
• También es fácil hacer compost
un abono natural ecológico resultante de la descomposición de materia
orgánica, tal y como hace la naturaleza. Hacer compost es simple:
Para nuestro pequeño huerto urbano podemos
usar un macetero vacío y depositar poco a poco restos orgánicos (basura
orgánica): la piel de una manzana o de otra fruta o verdura, una cáscara de
huevo, hojas secas, una pera que se estaba pudriendo... Vale cualquier resto
orgánico y si podemos partirlo en trozos mejor, pues más rápida será la
descomposición. Esa descomposición puede tener efectos desagradables (olores y
mosquitos), pero puede evitarse depositando los restos orgánicos poco a poco para
que la descomposición se haga paulatinamente y no de golpe. Si se usan
básicamente restos vegetales sólo habrá unos pequeños e inofensivos mosquitos
que revolotearán siempre cerca del recipiente. Además, es importante que la
descomposición se haga al aire, por lo que si se depositan muchos restos
orgánicos será bueno remover de vez en cuando. Cuando el recipiente del compost
esté lleno, negro y bien descompuesto tendremos un abono estupendo que no huele
y que se debe mezclar con la tierra.
La descomposición del compost es más rápida en
ambientes cálidos y húmedos (deposite al sol y riegue si es posible). Evite, en
lo posible, echar semillas al compost ya que al abonar también estará plantando
esas semillas.
Averigüe cuándo
y cómo es la mejor forma de abonar. En general lo mejor es un mes antes de la
siembra y mezclando el compost con la tierra, lo cual también sirve como
técnica de arado. Por último, si no se puede conseguir abono natural ecológico
de forma gratuita, puede comprarse en cualquier tienda de plantas: El guano es
un abono muy bueno.
Quizás lo
mejor es usar varias técnicas de fertilización. Si sobre la tierra se deposita
materia orgánica de vez en cuando, ésta se irá descomponiendo lentamente (aquí
hay que tener en cuenta que los microorganismos descomponedores usan los mismos
elementos fertilizantes que las plantas, por lo que éstos no estarán
disponibles hasta la total descomposición: hasta que obtenemos compost). Se ha
demostrado científicamente que también es práctico regar alguna vez con orina
diluida en el agua pues contiene nitrógeno, fósforo y potasio (en Suecia se ha
usado para el trigo con resultados excelentes).
Las malas
hierbas también son un problema, pero la solución es quitarlas "a
mano" para que no compitan con nuestras plantas por el agua y los
nutrientes. Para evitarlas es muy eficaz hacer un acolchado en la tierra
depositando hojas secas sobre la tierra que, con el tiempo, se convertirán en
abono. La regla es " todo lo que sale de la tierra o se come o
vuelve a la tierra ".
El control
de plagas y enfermedades puede ser complejo y si ocurriera habrá que intentar solucionarlo.
Una técnica
básica para prevenir estos problemas: La rotación de cultivos.
Si se
plantan alternativamente cultivos de plantas de distinta familia se reduce el
riesgo de padecer este tipo de problemas.
Cualquier
huerto es incompleto si no hay vida animal. Pero la naturaleza nos sorprende
proporcionando esa vida animal gratuitamente y sin esfuerzo. Allí vienen los
más variados insectos para hacer una parada y repostar . Si lo único que
sentimos por estos animales es odio, entonces lo mejor es renunciar a nuestro
huerto y seguir encerrados entre cemento y ladrillo. La vida se abre camino...
¡dejémosla!.
Los
maceteros de plástico son baratos pero son mejor los de barro, porque respetan
más la temperatura de la tierra aunque pesan más. Una solución es cubrir los
maceteros para evitar que reciban el sol de forma directa. En verano hay que
regar a diario, por ejemplo, los tomates. Hay sistemas de riego automático muy
simples. Otra solución es usar un huerto con balsa como se explicó
anteriormente.
Que sí, que
sí, que es posible cultivar tomates o melocotones en una maceta en medio de una
ciudad. No hacen falta grandes conocimientos, ni grandes inversiones. Que si
quieres, puedes. Te encontrarás algunos problemas que seguro que solucionarás.
Quizás, uno de los problemas ecológicos más graves es
que en el mundo hay mucha gente que no cultiva NADA de lo que come ni sabe lo
que come, lo cual nos lleva a la agricultura intensiva. Muchos pequeños huertos ecológicos harán que
la naturaleza esté más cerca de nosotros y que nosotros estemos más cerca de
ella.
En San
Petersburgo, por ejemplo y a pesar de su clima, se está usando la agricultura
urbana en multitud de terrazas privadas, pero también en colegios, prisiones,
reformatorios... con excelentes resultados. Esa ciudad no es un caso aislado,
pues distintas organizaciones están fomentando la agricultura urbana en
lugares como Toronto, Vancouver, Philadelphia, Copenhage, Londres, Georgia,
Albania, Zaragoza, Haití, San Salvador, Bangladesh, Ruanda, Kenia, Zambia y
otros sitios de todos los continentes. Por internet se podrá encontrar mucha
información al respecto. Las posibilidades de un huerto urbano son bastante
amplias. En maceteros mucho más pequeños se puede plantar también romero
(delicioso en ensaladas), yerbabuena (con batido de fresa o en infusión está
excelente) y otras plantas no comestibles (lavanda, crásula, echevería...).
TEXTO de arriba: José
Galindo, productor de un Huerto Urbano
Diversos ejemplos de recipientes para nuestro huerto urbano:
En esta foto vemos la producción de hortalizas en una mesa metálica.
Otro ejemplo que podemos seguir si disponemos de espacio reducido, es plantar así en macetas.
En un balcón se pueden plantar muchas cosas: por ejemplo, Berenjenas
plantas aromáticas, etc.
Lo importante es desear tener un huerto urbano para poder tenerlo. No es difícil, y aunque lo ideal sería tener una amplia terraza para cultivar mejor las hortalizas, también se pueden cultivar muchos tipos de ellas en macetas.
Si nos animamos a tener un huerto de estas características, no sólo nos beneficiaremos temporalmente con nuestras pequeñas cosechas, sino que además, nos sentiremos muy satisfechos con nosotros mismos por haber logrado producir los frutos de la huerta, y nos sentiremos más cerca de la naturaleza, lo que influirá siempre positivamente en nosotros.
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