jueves, 23 de agosto de 2012

APROVECHANDO LA FRUTA MUY MADURA


Para aprovechar la fruta ya algo pasada, aunque no podrida, pero sí muy madura, se puede hacer una confitura muy nutritiva que se secará (al sol en climas cálidos, o al deshidratador en los más húmedos). Esta confitura, una vez seca, se llama "Cuero de Frutas".

Modo de hacerla:
1. Se selecciona la fruta muy pasada
2. Se quitan los huesos o pepitas, así como la piel (esto último es optativo)
3. Se corta la fruta en trozos y se pasa por un pasapuré para triturarla
4. Se añade una cucharada de zumo de 1 limón (o si se prefiere, de zumo de piña en almíbar) por cada litro de fruta obtenida
5. Se vierte el puré de frutas, esparciéndolo bien en un recipiente plano pero con orilla y se tapa con plástico adherente (film), cuidando que no sobrepase el medio centímetro de espesor.

En el deshidratador:
Se introduce el recipiente plano con la fruta esparcida y se conecta a 70º Centígrados. Se deja secar de 6 a 10 horas hasta que esté totalmente seca y sin humedad.

Al sol:
Se mete el recipiente con la fruta al sol, protegiéndolo con un bastidor o semejante, hecho con una tela metálica fina, cuidando de que no llegue a tocar la fruta, y que no permita dejar pasar los insectos. Según la temperatura del ambiente, tomará de 2 a 3 días. Es muy importante recogerlo al final de cada día al interior para evitar la humedad de la noche.

Se sabe que la fruta está en su punto óptimo cuando queda pegajosa, pero se desprende facilmente del film.

Almacenamiento y conservación:
Una vez obtenido el Cuero de Frutas, se corta en pequeñas tiras. Se meten por separado en el congelador, o bien cada una en un pequeño recipiente apto, o bien envueltas por separado en papel cebolla. Se pueden guardar así por años.
Si en lugar de congelar se quieren consumir durante los siguientes 6 meses, se meten simplemente las tiras en la nevera para su conservación.



No hay comentarios:

Seguidores

HERMANAS

Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.

Pensativa, la madre le dijo a su hija:

“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”

¡Menudo consejo, pensaba la hija, pues estoy recién casada, y mi marido y la familia que vamos a crear juntos será sin duda lo que dará todo el significado a mi existencia.

Sin embargo, intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.

Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre había sabido darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.

El tiempo pasa, se va viviendo la vida, la distancia separa, los niños crecen. Los seres queridos van muriendo, los corazones se rompen, y las carreras se terminan.

Pero…las hermanas permanecen, pues ni el tiempo ni la distancia cambian nada. Siempre hay una amiga cerca de ti cuando la necesitas. Cuando tengas que cruzar el valle solitario , habrá mujeres en tu vida que estarán a tu lado para animarte, para orar por ti, para ayudarte, para tomarte en sus brazos.

Amigas, hijas, nueras, nietas, hermanas, cuñadas, madres, abuelas, tías, sobrinas, vecinas, todas bendicen tu vida. El mundo no sería el mismo sin esta complicidad entre mujeres. Nos necesitamos las unas a las otras. (Autora anónima)